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SALUD MENTAL. Parece que el mal de Carrió es contagioso… El caso Teresita Dussart

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Hoy al mediodía asistí con mi abogada a una audiencia de mediación con la inefable Teresita Dussart, que se proclama periodista profesional (aunque ella misma ha dicho que en la actualidad sólo trabaja para su blog) y desde ese pedestal sostiene que las publicaciones en este sitio que la acusan de servir a los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel le han causado un grave perjuicio, dificultando su labor profesional, poniendo en grave riesgo su vida y encareciendo los seguros que toma cuando viaja (la próxima semana, a México, según informó) dado su carácter de «corresponsal de guerra». Estaba muy nerviosa y llevaba consigo una carpeta llena de recortes de lo que dijo eran artículos suyos publicados en la prensa europea (los que puso en mis manos, de la era anterior a internet, no llevaban firma) muchos de ellos con el seudónimo de Teresita Solís. Mientras la escuchaba pensaba si el mal que aqueja a Elisa Carrió será contagioso, ya que Teresita  -como la orate de Resistencia aquerenciada en el departamento que fuera de Lolita Torres- ataca y luego se victimiza y se dice perseguida. Pero, a diferencia de aquella, la belga Teresita carece de fueros, lo que no la amilana, ya que, fuera de Thelma y Nancy, no conozco a nadie tan gorila y que odie a la Presidenta de los argentinos tanto como ella.

Durante la audiencia, y para desesperación de su sufrida abogada, que se esmeró en sofrenarla, la Dussart, a la vez que aquella pedía una rectificación pública, me llamó «mercenario» por haber sido investigador contratado por la AMIA en el período noviembre de 1994-diciembre de 1997 e incluso se permitió repetir  a viva voz la infamia de que yo estuve detenido-desaparecido en la ESMA en los ’80 y delaté a mis compañeros, y que vendía cocaína en la agencia Télam en los ’90, lo cual ya de por si permitía intuir que el pedido de que me retractase era pour la galerie, pues nadie puede pretender bonhomía de quien en esos momentos está calumniando aviesamente. Y, como unas pocas lineas más abajo se verá, el pedido de una audiencia de conciliación fue, efectivamente, una farsa, porque horas después se ufanaría de haberme demandado en dos fueros, de lo que no tengo noticias y supongo ha de ser mentira, ya que de ser verdad, la audiencia de hoy no habría tenido más sentido que el de dejar en evidencia su mala fe… pero si en verdad me hubiera demandado, colijo, ha de haberlo hecho con otro abogado/a que la que la acompañó a la audiencia, la que, ya digo, se vio en visibles dificultades para frenarla.

O sea que solo caben dos posibilidades: a) Si no me demandó, es una mentirosa; b) Si me demandó, ha debido hacerlo a espaldas de la abogada que conocí ayer, demostrando un doblez propio de una personalidad escindida, esquizoide.

No pensaba hacer ningún comentario sobre la reunión de hoy, ya que Teresita no es miembro de la asociación de corresponsales extranjeros ni trabaja para ningún medio local o internacional conocido proviniendo su fama mayormente de lo publicado aquí, en Pájaro Rojo, y no es mi intención acrecentarla.  Pero hete aquí que llego a casa a la noche y me encuentro con el email de un amigo que me informa y pide:

¿Podés informar a tus lectores que pasó con Teresita? Twitteo esto:

Mi amigo apostilló: «Argentina, qué país generoso».

Lo cual me hizo reflexionar. Pensar que acaso si tenga una  retractación que hacer. Que la sobrevaloré al pensar que trabajaba de manera rentada para aquellos servicios, porque, al parecer, más bien busca que la contraten. Y es que uno se resiste a creer que la CIA magníficamente retratada en «Los fantasmas de Harlot·», de Norman Mailer, y en el film «El Buen pastor», de Robert de Niro, o el Mossad que mostró Spielberg en «Münich» hayan caído tan bajo… aunque escuchando o leyendo a Pilar Rahola, y ante la evidencia de que el boludón de Patcher si respondió a los servis israelíes no sabe qué pensar.

Fuera de eso, yo sólo me remito al antiquísimo refrán: «A cada chancho le llega su San Martín». Y conste que no es una amenaza, sino una certeza filosófica. Y es que Teresita no está bien de la chapita: escribe sobre el caso AMIA como si nunca se hubiera celebrado un juicio, como si no se hubiera probado el soborno a Telleldín para que acusara falsamente al comisario Ribelli y a sus subordinados, como si Menem, Corach, Galeano, Anzorreguy, Mullen, Barbaccia, etc. no fueran a ser juzgados pronto por encubrimiento, como si no hubiera quedada expuesto a la luz la absoluta vacuidad de las acusaciones del desgraciado fiscal Nisman. E insulta sin parar a la vez que se proclama perseguida.

Su héroe es Patcher, y el mio Snowden.

Vivimos en mundos que, dios sea loado, apenas si se tocan.

Ancha es Castilla. E infinito el Universo.

Y chau, es muy tarde. Tere, rezo por vos y por nos.

 

 


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2 comentarios

  1. Paranoicos hubo siempre, desquiciados también, lo feo es que ahora se sindicalizan como si fueran cuerdos y utilizan a la justicia complaciente

  2. El tema de los que de la locura,como el caso de Carrio comenten actos deleznables no los exime de la culpabilidad,la reaccion siempre ha utilizado locos malos y chiflados de variado estilo..aguante Juan,que si hemos sobrevivido la dictadura estos tipos son cuatro de copas

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