CASO AMIA-PERIODISMO. Caído Stiusso (ma non troppo), Tuni Kollmann acude en auxilio de Nisman, el fiscal huérfano
Al rescate del soldado Nisman
Estoy de vacaciones unplugged pero un artículo aparecido ayer en Página/12 (el diario que leo con perseverancia casi religiosa desde su primer número, y del que fui excluido, como otros pocos compañeros de El Porteño, porque no nos sometimos a los caprichos de Lanata) me sobresaltó, obligándome a darle respuesta. Se trata de una nota escrita por Raúl Kollmann, empeñado en una labor deletérea: acabar con la credibilidad del diario, ya herida debajo de la línea de flotación por la inefable cobertura que el propio Kollman ha hecho de los avatares de la causa -ya cosa juzgada- abierta por el alevoso asesinato de María Marta García Belsunce de Carrascosa, en la que fue condenado su marido Carlos Carrascosa. Para la justicia, la única duda es si fue éste quien descerrajo todo el tambor de un revólver en la cabeza de su esposa, o alguna de las dos personas -un hombre y una mujer- que lo acompañaban en ese momento, pero Kollmann (supongo que no a cambio de nada, supongo que con la aquiescencia y complicidad de al menos algunos de sus jefes) ha publicado muchas notas de defensa de Carrascosa hasta el extremo de haber publicado recientemente ¡dos páginas completas de una edición dominical! con el obvio propósito de bregar por la excarcelación del uxoricida, lo que a pesar de sus ingentes esfuerzos la justicia no concedió…
Una disgresión: el responsable de la edición dominical es Martín Granovsky y el director del diario Ernesto Tiffemberg, y parece llegada la hora de que expliquen públicamente a qué se debe la absoluta libertad de que goza Kollmann para escribir cualquier verdura. Mientras no lo hagan, no tengo más remedio que conjeturar que deben ser sus cómplices. Y es de recordar que la riquísima familia García Belsunce fue -junto a los Martínez de Hoz- la quintaesencia de la dictadura genocida, y que el fiscal del caso sostuvo sin poder probarlo que el motivo del asesinato es que la infortunada María Marta se disponía a deschavar que la familia obtenía ingentes ingresos del lavado y blanqueo de dineros provistos por una megabanda mexicana de comercializadores de cocaína y otras drogas ilícitas.
Kollmann hace mucho que es el principal vocero dentro del diario del tándem formado por el ingeniero Antonio Horacio Stiusso o Stiuso, el jefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia ahora jubilado compulsivamente por orden de la Presidenta, y el fiscal Alberto Nisman. Mientras Stiuso o Stiusso garantizaba la sumisión de la ex SIDE a los dictados de las agencias de inteligencia y seguridad de Israel y los Estados Unidos, Nisman pergeñó en base a los informes de aquellas un indigerible albóndiga de patrañas con el objetivo de culpar al gobierno de la República Islámica de Irán del ataque a la mutual judía y evitar que se identifique a quienes detonaron las bombas y cuáles fueron sus motivos.
La tercera pata fueron una miríada de periodistas de los principales diarios (que protegieron al prevaricador juez Juan José Galeano hasta el fin) entre los cuales Kollman, que arrancó último, resultó el más trabajador, perseverante y astuto, ya que acostumbra mudar las apariencias de su discurso, acomodándose a las circunstancias, aunque manteniendo siempre contra viento y marea y como un dogma de fe (como la existencia de la Santísima Trinidad o la infabilidad del Papa para los católicos tradicionales) el eje del engaño original impuesto por Israel desde un comienzo, esto es, que el ataque fue cometido por un suicida libanés de Hezbollah que estrelló una camioneta Renault Trafic contra la puerta de la AMIA.
Los que investigamos el ataque y escribimos libros específicos sobre el tema, todos, a pesar de nuestras posiciones diametralmente opuestas en otros temas (en esto estoy en el mismo bando -juntos pero no revueltos- con Jorge Lanata y Gabriel Levinas, el finado Carlos De Nápoli, José Petrosino, Oscar Abudara Bini, el abogado Gabriel Labake y hasta el infame Cristian Sanz). Todos, aunque nos detestemos, coincidimos en que no hubo vehículo-bomba ni suicida, y que tanto en el caso de la Embajada de Israel como en el de la AMIA las explosiones principales se produjeron puertas adentro, y en que los asesinos aprovecharon para introducir los explosivos que ambos edificios se encontraban en refacciones.
Y todos (ninguno, por cierto, es musulmán) coincidimos también en que si el memorandum de Entendimiento con Irán llega a implementarse… Nisman tendrán que renunciar o hacerse el harakiri. Porque, so pena de hundirse en el ridiculo, no puede viajar a Teherán y acusar cara a cara a, por ejemplo, al ex presidente Akbar Hashemi Rafsanjani (o Rafsanyaní), el más pronorteamericano de los dirigentes iraníes, de haber ordenado el ataque… sin la menor prueba.
Ya desplazado (aunque es de suponer que sigue actuando por líneas internas, y que habrá que seguir depurando a quienes le respondan) Stiuso o Stiusso, la posición de Nisman es de absoluta precariedad, y la desaparición de su fiscalía (cuyo único objetivo fue que nada contrariase al acuerdo Israel-DAIA-EEUU, es decir Raúl Beraja y sus cómplices, el Mossad, el Shin Beth, la CIA y el FBI) supondría, además de la pérdida de un importante presupuesto, el despido o reubicación de sus muchos empleados.
Ante esta situación, el condottiero Kollmann (que pasó de ser el prensero de Luis Zamora a portavoz del acuerdo interservicios) salió nuevamente a la palestra para defender lo indefendible… con argumentos que parecen surgidos de la imaginación de Mel Broks, el genial guionista del Superagente 86.
Vayan leyendo su nota aqui: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-263073-2015-01-02.html. Dentro de unas pocas horas me ocuparé de ella.
excelente. alberto ferrari
excelente alberto ferrari
Una version que es muy seria y creible